El sueño no siempre es lo que anhelamos.
Deambulamos al encuentro de mensajes, señales a veces peligrosas.
Todo cuanto nos rodea es un collage, la casa esta dentro de nosotros, ahí esta el espíritu infinito.
Vive la memoria como luz que viaja a través del tiempo. Nuestra identidad es un territorio tapizado de diferentes materiales: el corpóreo, el líquido que todo anima, los derivados plásticos, las esencias espirituosas, lo invisible. En conjunto una trama siempre orgánica que lo mismo brota del apareamiento que de la obra misma. Esta es la bitácora de una celebración que nunca termina.
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