Cuando sueño que vuelo, me acerco más a mi.
Niño eterno que mira las alas del cielo
dibujadas en agua para hacerse nubes.
Vive la memoria como luz que viaja a través del tiempo. Nuestra identidad es un territorio tapizado de diferentes materiales: el corpóreo, el líquido que todo anima, los derivados plásticos, las esencias espirituosas, lo invisible. En conjunto una trama siempre orgánica que lo mismo brota del apareamiento que de la obra misma. Esta es la bitácora de una celebración que nunca termina.